Un equipo sólido, también a la distancia

Por David Burkus

Harvard Business School Publishing Corp para Avalian

El año pasado, muchos se vieron obligados a empezar a trabajar desde casa. Hubo algunos problemas iniciales, como ocurre con cualquier cambio, pero ahora, en su mayor parte, ya están adaptados a sus rutinas. En todo el mundo, la gente se está volviendo más abierta sobre su deseo de no volver a la oficina o, al menos, no a la oficina tal y como era.

Las compañías están escuchando estas peticiones. Facebook, Shopify y una creciente lista de organizaciones anunciaron que el trabajo remoto será una opción permanente para muchos de sus colaboradores . Sin embargo, el aspecto más interesante de un futuro de trabajo desde cualquier lugar no es su efecto en la oficina física, sino lo que hará a la forma en que trabajamos, y en particular a la forma en que trabajamos en equipo.

Es posible que ahora, los directivos tengan la libertad de elegir talentos de todo el mundo. Pero también se enfrentan a un desafío igualmente singular: dirigir un equipo cuyos miembros quizá no conocen en persona. Es un reto a superar si quieren trabajadores felices y de alto rendimiento.

Les compartimos algunas estrategias que pueden servir para superar la brecha virtual y ayudar a los miembros de un equipo a sentirse más cercanos:

— INCORPORAR EL TIEMPO DE DESCANSO A LAS REUNIONES

Antes, cuando las reuniones eran en persona, usualmente había unos minutos de descanso antes de las mismas en los que se podían estrechar lazos con los demás. Ahora, con videoconferencias que suelen empezar puntualmente, los miembros del equipo se ven privados de ese tiempo para socializar. 

Para remediarlo, las convocatorias pueden ser 10 minutos antes y aprovechar el tiempo para charlar casualmente con la gente a medida que van entrando. De este modo, se crea un espacio no estructurado en el que las personas pueden establecer conexiones.

— CREAR RITUALES DE EQUIPO

La mayoría de los equipos de alto rendimiento participan regularmente en rituales compartidos que crean un sentido de pertenencia. El ritual puede ser tan sencillo como que todos compartan un meme cada lunes. Otra opción podría ser empezar las reuniones pidiendo a todos que compartan los logros de la semana pasada. De esta manera, se fomentan e inician todo tipo de interacciones.

— PROGRAMAR REVISIONES REGULARES

En un entorno de oficina, es común acercarse al puesto de trabajo de otra persona para hacer una pregunta o ponerse al día. En un entorno remoto, esto no ocurre. En general cualquier tipo de conversación debe planificarse con antelación y la información que se discute a menudo no se transmite a todo el equipo. Para evitar estas lagunas de comunicación, se puede programar una breve reunión diaria para que las personas compartan novedades acerca de su trabajo.

— COMPARTIR EL DOLOR

Para los responsables de equipos distribuidos geográficamente coordinar las videoconferencias puede suponer un nuevo reto. Una forma de abordar este reto es "compartir el dolor". Esto significa tener en cuenta los diferentes contextos de sus compañeros de equipo y asegurarse de que ninguno cargue con todo el peso de estar en una zona horaria diferente. Por ejemplo, puede rotar el horario de la reunión para que todos tengan la oportunidad de reunirse a una hora que les convenga.

Sin embargo, no hay que olvidar que el objetivo es hacer que los colaboradores se sientan parte de un equipo mayor, no crear reglas estrictas. Si los rituales no funcionan, mejor no hacerlos. Se puede seguir experimentando hasta encontrar algo que funcione mejor para todos los colaboradores.