Por Michael Foley
Harvard Business School Publishing Corp para Avalian
¿Vieron alguna vez una presentación realmente grandiosa? Porque suelen ser bastante raras.
Muchos presentadores no consiguen impactar, no por lo que presentan, sino por la forma en que lo hacen. Incluso los expertos en la materia pueden dar una presentación para el olvido cuando no saben cómo atraer a sus oyentes o, más concretamente, si no son oradores convincentes.
Al contrario de lo que nos enseñaron cuando crecíamos, una buena presentación implica mucho más que gestos, contacto visual y memorización. No sólo se necesita confianza y competencia, sino también la capacidad de sorprender al público. Las presentaciones más impactantes y memorables incluyen mucho más que un discurso bien escrito o un presentador que habla bien. Hay tres requisitos específicos -tanto verbales como no verbales- que marcan la diferencia:
— SER EQUILIBRADO: Para involucrar al público, necesitamos lograr el equilibrio adecuado entre la estructura y la improvisación. Por estructura, nos referimos a la preparación. Tomar el tiempo necesario para pensar de antemano en el público. Preguntate ¿cuáles son sus preocupaciones y cómo puedo abordarlas mejor? A continuación, utilizá esa información para organizar el mensaje de forma lógica y sencilla. Por improvisación nos referimos a la flexibilidad. Cuando uno se presenta, van a surgir cosas. La flexibilidad te dará la capacidad de responderle al público en el momento de una manera natural y conversacional.
— SER GENEROSO: ¿Qué se quiere conseguir con la presentación? ¿y qué se está dispuesto a hacer al respecto? Cualquier objetivo que no esté al servicio de la audiencia o que no le ofrezca algo valioso debería ser secundario. En cuanto a la segunda pregunta, imaginemos que, una semana después, el público será sometido a un cuestionario sobre la presentación, y que la puntuación media del cuestionario se aplicará al salario que ganarás el próximo año. ¿Cómo afectaría esto a tu forma de presentar? Probablemente, presentarías de una manera más enfocada, empática y atractiva.
— SER HUMANO: Más que nada, nuestro público quiere conectar con nosotros como personas y encontrar el valor de nuestro mensaje. Para lograrlo, se recomienda ensayar, pero con una advertencia: sólo hasta cierto punto. Familiarizarse con la presentación, pero no memorizarla. Si alguna vez escuchaste una presentación donde el orador lee sus diapositivas, una tras otra, sabés lo angustiosa que puede ser esa experiencia. Practicá lo justo para sentirte perfectamente seguro de conocer su estructura, los puntos principales y la fluidez general. Luego decila en voz alta varias veces. Observá cada vez si el mensaje sigue siendo el mismo (independientemente de las diferentes palabras que se hayan utilizado).
Las mejores presentaciones no se limitan al contenido. Se trata de lo bien que involucran a los oyentes, y de lo que éstos recordarán. Al adoptar los consejos antes mencionados, se descubrirá el propio estilo de hablar que permitirá que nuestras habilidades oratorias se eleven.